La clave de su encanto radica en la frescura de los ingredientes. Las naranjas aportan no solo su jugo, sino también su cáscara rallada, lo que intensifica el sabor y llena el pastel de aceites esenciales que realzan su fragancia. La textura esponjosa se logra con una mezcla equilibrada de harina, huevos y mantequilla o aceite vegetal, creando un equilibrio perfecto entre ligereza y sabor.